Para mejorar su logro electoral, parece conveniente que la Izquierda aplique varios criterios: los programas electorales no han de ser una mera suma o yuxtaposición de propuestas concretas, sino que además deben poseer un perfil de conjunto, destacando los objetivos fundamentales y derivando en lo posible de ellos los más concretos. Las candidaturas deben estar compuestas, o al menos lideradas, por personas conocidas y experimentadas en los cometidos para los cuales se presentan. Cuando la Derecha emplee tácticas destinadas a la confusión y manipulación de los electores, conviene ponerlas de manifiesto y neutralizarlas. Y sobre todo, lo más importante es la continua labor de los militantes para transmitir e irradiar los valores del Socialismo democrático
El próximo 28 de mayo se celebrarán elecciones municipales, y autonómicas en la mayor parte de las Comunidades. La Izquierda tiene la oportunidad de dirigirse a su electorado con propuestas atractivas y sólidas. Confiemos en que lo hará, y miles de militantes contribuirán para lograr buenos resultados.
Ahora bien, si aspiramos a conseguir los mejores logros, y además ir progresando hacia el futuro, más que congratularnos de lo que se hace bien, convendrá identificar nuestras insuficiencias y tratar de superarlas.
IMPORTANCIA DE LA VISIÓN ESTRATÉGICA
La primera de las insuficiencias que conviene superar consiste en que, a menudo, se elaboran los programas como una suma de propuestas concretas, pero sin un perfil a escala global, o al menos con una jerarquización entre esos objetivos que permita distinguir cuáles son los principales. En ese proceder hay algo valioso, que es el acercamiento a las necesidades y los problemas concretos de los ciudadanos. Además, es presumible que los vecinos sean sensibles a esas propuestas tangibles. Sin embargo, parece comprobado que, además de esa sensibilidad, los ciudadanos suelen tener una visión más global. La ciencia política ha estudiado ese fenómeno, y ha descubierto que los electores contemplan las propuestas de los distintos partidos desde una perspectiva de conjunto. Esa visión suele estar influida por la ideología de cada sujeto, y por otros factores que influyen en su manera de contemplar la política. El sujeto contemple la realidad desde lo que ciertos científicos de la política han denominado un “encuadre” (“frame”) global. Casi nadie es verdaderamente objetivo cuando contempla la realidad política, y sobre todo cuando piensa cómo debe modelarse. Por tanto, esa visión influye poderosamente a la hora de votar.
Por consiguiente, si un partido aspira a conseguir la adhesión de los distintos electores debe adaptarse a esa globalización de la visión, y presentar un perfil de conjunto que sea fácilmente reconocible, significativo para el votante. Y además, que sea atractivo. Eso no resta valor a las propuestas concretas y numerosas, pero conviene que sean identificadas como derivaciones de unos objetivos más globales, más estratégicos.
Estas propuestas de tipo estratégico deben ser muy escasas en número, pero tan importantes que el electorado perciba que constituyen una gran alternativa frente a otros partidos. También suele ser conveniente presentar ante los electores esa alternativa como una gran opción, y señalando sus diferencias frente a otras.
Veamos varios de esos grandes rasgos. Uno importante es que la Derecha suele tener una concepción del municipio o de la región muy individualista, y mantiene una concepción negativa de lo público. La Izquierda suele tener una concepción mucho más comunitaria y colaborativa. Otro rasgo que presenta alternativas es que la Derecha, por su menosprecio de público, a menudo carece de verdaderos objetivos de política económica. En cambio, la Izquierda tiene una visión mucho más activa de los recursos públicos, y trata de generar riqueza, porque puede beneficiar a todos, y sobre todo para crear más oportunidades, empleo y renta con destino a los que menos tienen. Para ello trata de identificar las ventajas de situación que suele haber en casi todos los territorios, y las medidas más adecuadas para explotar esas ventajas. Con eso beneficia también a la empresa privada, y trata de complementar ese apoyo tratando de reducir los costes de los factores e insumos que están al alcance de la corporación pública de que se trate: ayuntamiento o comunidad autónoma.
GESTORES CONOCIDOS Y EXPERIMENTADOS
La segunda gran conveniencia en elecciones locales y autonómicas es que las candidaturas se compongan con personas conocidas por su experiencia y cualificación en el ámbito de que se trate: municipal o regional. A veces los partidos (o con más frecuencia, las personas que tienen el poder efectivo en los mismos) designan incluso cabezas de lista a personas populares pero que carecen de arraigo en el territorio, y experiencia en la administración de la cual se trate. Con ello provocan la desconfianza de los electores, pero además esos candidatos suelen fracasar en su gestión, y a menudo abandonan sus responsabilidades antes de que concluya su mandato. Con eso se demuestra que la desconfianza de los electores estaba justificada, y se añade una visión negativa hacia el partido como tal.
NEUTRALIZAR EL JUEGO SUCIO DE LA DERECHA
Hay un tercer resorte que parece conveniente pulsar con eficacia. A menudo los partidos de la Derecha hacen juego sucio de cara a las elecciones. Parece conveniente que la Izquierda, en vez de combatir de manera negativa y enfadosa las propuestas concretas, también confiera cierta concentración estratégica a su crítica, centrándola en unas razones fundamentales a escala global, y solo después a escala concreta. Además, puede ser conveniente que las razones que se exponen a escala global, se repitan con una reiteración que influya en los electores. Por ejemplo, es frecuente que la Derecha prometa rebajas impositivas, o incluso las realice antes de las elecciones. También es frecuente que eso vaya acompañado de una reducción en áreas de gasto perjudiciales para los electores, pero que ese hecho se niegue o se disfrace. Pues bien, es necesario convencer al electorado de que eso constituye un engaño, y además una burla a los votantes, puesto que se les considera ignorantes; y si votan a ese partido, se confirmará su inconsciencia. Para demostrar el desajuste entre ingresos y gastos, puede ser conveniente desafiar a la candidatura de Derechas a que justifique con números la relación entre unos y otros.
Otro punto relacionado con el anterior suele ser que la Derecha mutila servicios públicos, o los entrega a una gestión privada que en el fondo anula su condición de servicio verdaderamente público. El argumento que se puede aportar desde la Izquierda es que, si en unas elecciones se trata de elegir al partido que pueda conducir mejor los asuntos públicos, será contraproducente elegir a personas que no creen en lo público, sino en el mercado. Parece claro que su dedicación debe situarse en la esfera privada, y no en la gestión de los asuntos públicos.
Un punto más en relación con lo anterior es que en los municipios, sobre todo, y también en las Comunidades Autónomas, existen dos grandes alternativas para la gestión de los asuntos públicos. La que propone la Izquierda es favorecer la conciencia de comunidad. Esa conciencia se percibe sobre todo en los municipios no muy grandes, pero también se da a una escala superior de población, aunque no sea tan perceptible. Es decir, los vecinos de un pueblo o ciudad, o los ciudadanos de una región, suelen experimentar cierta simpatía hacia sus convecinos, y suelen poseer una actitud de solidaridad ante objetivos o problemas comunes. Pues bien, como se dijo anteriormente, todo eso revela una gran alternativa. Una de las opciones es favorecer y dar efectividad hacia ese espíritu de comunidad y solidaridad. La otra opción es por el individualismo: entender que un municipio o una comunidad autónoma es únicamente una suma de individuos, y cada uno de esos sujetos no tiene por qué atender más que a sus objetivos y problemas. Por tanto, carece de sentido dar dimensión a lo público, y en concreto a servicios propiamente públicos; lo congruente es reducir los servicios y entregar su gestión a empresas privadas. Los ciudadanos deben elegir entre esa visión individualista y reductiva de lo público, o por la solidaridad y el sentido de comunidad.
IRRADIAR Y TRANSMITIR LOS VALORES Y CRITERIOS DE LA IZQUIERDA
Hay un cuarto y último criterio que parece conveniente aplicar. Probablemente es el más decisivo para ganar elecciones, pero a diferencia de los objetivos anteriores requiere un trabajo constante a lo largo del tiempo.
Los partidos de Izquierda suelen parecerse a los de Derecha en que son organizaciones que esencialmente se dirigen a lograr el poder en el Estado y otras instancias públicas. Sin embargo, en el caso de la Izquierda parece deseable que los partidos pusieran un esfuerzo semejante en una acción directa de transformación social. Eso atañe a cada militante, e incluye la acción sobre las personas que nos rodean, la que se ejerce sobre instituciones y la que versa sobre otros elementos de la sociedad.
En cuanto a la acción sobre nuestros conciudadanos, debemos irradiar y transmitir los valores y criterios socialistas. Si la mayor parte de los militantes de partidos de Izquierda ejerciera una labor de irradiación activa como la comentada, se produciría un efecto en cascada. La Izquierda avanzaría de una manera bastante rápida y segura en resultados electorales, de modo que en un plazo relativamente corto conseguiría una verdadera hegemonía política. Con ello se daría la paradoja de que, al perseguir un objetivo distinto del logro de poder en los entes públicos, se conseguiría este segundo de manera más clara y consolidada.
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