De cara a las próximas elecciones hay factores que pueden operar a favor, y otros en contra, de la movilización de los votantes. Lo quizá decisivo es la solvencia de las propuestas a aportar. Algo fundamental es apostar por la inversión en servicios públicos de calidad
Madrid vuelve a las urnas el domingo 28 de mayo para elegir dos papeletas, la municipal y la autonómica. A diferencia de las últimas elecciones del 4 de mayo de 2021 donde sólo una papeleta, la de la Comunidad de Madrid era la que se decidía. Del mismo modo estas próximas elecciones no tienen carácter excepcional, no son anticipadas, y son de carácter ordinario.
Otro elemento fundamental es que hace dos años la sociedad madrileña votó en medio una incertidumbre máxima. Estábamos en plena pandemia de COVID-19 con aún varias oleadas por delante y situaciones críticas. Junto a ello y al lento final de la pandemia se incorporó en febrero de 2022 el inicio de la invasión de Ucrania por Rusia con la consiguiente crisis global que ha originado. El riesgo a cortes de gas en toda Europa y la tensión sobre el precio de los combustibles que ha generado tensiones en el precio de los alimentos, son un nuevo y disruptivo ecosistema con el que vamos a llegar al 28 de mayo.
Del mismo modo, a la izquierda del PSOE existe un proceso interno de liderazgos. La posibilidad de que los madrileños tengan además de la papeleta del PSOE, otros dos más es un elemento determinante. El proceso de SUMAR en la Comunidad de Madrid si consigue unificar en una misma lista electoral a Más Madrid y Podemos, resultaría trascendental. Desde fuera pensar que hay diputados/as de Más Madrid que han estado en escaños más tiempo en Podemos debiera facilitar este proceso, pero no parece que vaya en esa dirección.
En lo que se refiere a la movilización, mi percepción es que la crispación política no ha beneficiado a la sociedad madrileña. Por eso en mis 17 meses al frente de los socialistas madrileños he intentado que el respeto entrase en el escenario político. Cada vez que las descalificaciones entran en el debate, las propuestas de mejora de la calidad de vida de la sociedad madrileña salen por otra puerta. Conseguir que la vida sea más fácil para los madrileños a través de una apuesta fuerte y decidida por la inversión en servicios públicos de calidad, es un elemento que puede hacer posible un cambio político en la Comunidad de Madrid después de 28 años de gobiernos del Partido Popular.
Un segundo aspecto relativo a la movilización es si Madrid es el centro de los debates y las propuestas. Colocar la educación, la salud, la movilidad, la cultura, la industria, el empleo, decenas de asuntos fundamentales para la vida de los madrileños en el debate electoral es imprescindible y urgente. Es evidente que el PP y VOX quieren y buscan lo contrario.
Un tercer elemento de la movilización es el municipal. Un código claro municipal progresista es imprescindible que entre con fuerza en estas elecciones. Cada vez que visito municipios gobernados por los socialistas, el reconocimiento y valoración positiva mayoritaria de la gestión es muy grande. Por eso una agenda política 100% municipal y pegada a la realidad de los barrios va a resultar clave para la movilización del 28 de mayo.
Por último, un elemento estructural de movilización es la seriedad y la solvencia de las propuestas que propongamos a la sociedad madrileña para obtener su confianza. El mensaje de que todo funciona mal o muy mal en la Comunidad de Madrid, además de no ser cierto no es aceptado por la sociedad madrileña. Tenemos que ser capaces de focalizar bien aquellas cosas que funcionan mal o muy mal, que son muchas en la Comunidad de Madrid para también trasladar el mensaje de que el cambio político que se va a producir va a ser sensato y cabal manteniendo aquellas cosas que funcionen bien en la región, que sin duda las hay.
Un elemento nuevo que desde mi punto de vista resultará determinante es tener la bandera del optimismo sobre la Comunidad de Madrid. Hablar bien de Madrid porque hay muchas razones para hacerlo. Somos una gran región porque podemos aspirar a mucho más de lo que somos hoy. Podemos ambicionar ser una de las mejores regiones del mundo en calidad de vida, cohesión social y crecimiento económico sostenible, y esa ambición empieza recuperando la bandera de hablar bien de la Comunidad de Madrid. Eso no quiere decir ser blando en la oposición. Al contrario, la contundencia más eficaz empieza reconociendo las fortalezas para poder abordar las debilidades.
Estoy convencido de que el cambio político se va a producir en la Comunidad de Madrid. La campaña electoral nos va a ayudar a que vaya siendo más evidente que una mayoría de la sociedad madrileña deciden que un tiempo nuevo debe comenzar en la región donde la calidad de vida y el bienestar sean el centro de gravedad de la acción del nuevo Gobierno.
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