El dinero no tiene patria. La patria del capitalismo es el dinero, punto.
No hay territorio ni fronteras para el capitalismo, que maneja el mundo a su antojo aunque le cueste la vida al planeta de todos, aunque genere cada día millones de pobres en el mundo, aunque exprima a niños chinos trabajando hasta la extenuación para que los occidentales podamos calzar unas zapatillas «Nike» a un precio económico para nosotros, pero desorbitado en comparación con el sueldo de mierda que pagan a esos niños por hacerlos en condiciones infrahumanas.
Y quien dice «Nike» dice «Microsoft» o «Zara». Son las empresas las que se quedan con la ganancia a manos llenas y sin límite de ambición. Un niño chino cobra unos 150 euros mensuales por su trabajo esclavo. Inditex ganó el año pasado 4.130 millones de euros de los que su propietario, Amancio Ortega, se embolsó 2.217 millones. Eso es el capitalismo. Una persona gana lo mismo en un año que 1.231.000 niños chinos trabajando 300 horas al mes. ¡Viva el reparto de la riqueza!, uno de los muchos mantras falsos del capitalismo.
Los capitalistas suelen ser unos seres de derechas que tienen muchas convicciones dañinas para la humanidad, entre ellas la defensa de los nacionalismos y las fronteras (America first). Ahora bien, si les sale más barato producir en la India o en Burkina Faso deslocalizan las fábricas y se las llevan allí donde pagan menos. Porque el meollo del capitalismo es ganar mucho y pagar lo menos posible, también a sus propios trabajadores, a los que consiguen que el negocio salga adelante.
Y en esa lógica de pagar poco entra el tema impuestos, por supuesto. El caso más reciente
que hemos conocido es el de Ferrovial que se va a ahorrar el pago de unos 40 millones de euros por trasladar su sede a Holanda. Ferrovial ganó (después de impuestos) 1.197 millones de euros en 2021. La cuestión es que Holanda les cobra todavía menos que España, un 5% menos por los beneficios repatriados de las filiales en el extranjero. En España la bonificación de esos ingresos está exenta de tributación en un 95% y en Holanda esa exención es del 100%. Y ahí lo dejo.
El hecho de que Ferrovial se haya convertido en una gran empresa gracias a los contratos
públicos en España, gracias a los impuestos que pagamos los españoles, no les impide pirarse del país cuando la pasta es más importante que el patriotismo y siempre lo es, porque la verdadera patria de los capitalistas es el dinero, no el territorio.
Por otro lado, es realmente descorazonador constatar que los trabajadores pagamos porcentualmente más impuestos que las empresas y mucho más que las grandes empresas que tienen la increíble cualidad de pagar menos cuanto más ganan, una realidad incontestable e inasumible desde el punto de vista de la justicia fiscal. Claro que la gente con nómina no tiene posibilidad de escaparse ni defraudar, como sí sucede con las grandes empresas.
La pasta… una de las grandísimas maldades de la humanidad que hace triunvirato con la religión y la monarquía. La política se puede hacer bien o mal, mejor o peor, como se ha demostrado a lo largo de la historia. Pero hoy por hoy la política está manejada por el capitalismo, y el capitalismo no es democrático.
La pasta. Sobre ella también ha reflexionado el rock.
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