AP4903 LA PROFUNDA CRISIS DE LA ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD EN ESPAÑA

ARGUMENTOS PROGRESISTAS N.º 49, dic. 2022- enero 2023

 

LA PROFUNDA CRISIS DE LA ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD EN ESPAÑA

De una atención primaria basada en un enfoque biopsicosocial, familiar y comunitario integral, con longitudinalidad y conocimiento en su medio de los ciudadanos que pueden enfermar o enferman, estamos pasando a un sistema saturado, con mayor o menor abuso de la  utilización de los servicios sanitarios públicos y mala atención, retrasada  y desinformada de la ciudadanía, con una caída inédita de la accesibilidad, que supone una marcado crecimiento del aseguramiento privado; con profesionales desmotivados, sobresaturados por los últimos acontecimientos de los recortes y la pandemia, descoordinados y cada vez más preocupados por el mantenimiento del Sistema Nacional de Salud. Es necesaria ya la toma de decisiones políticas de largo alcance, con una adecuada financiación y una gestión eficiente

“No digas que todo fue un sueño”

Terenci Moix

“Las personas tienen que ver envejecer a su médico y a su enfermera”

Salvador Tranche

En 1978 se crea la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria como opción nacional de respuesta local a la Conferencia de Alma Ata, con el lema “Salud para todos en el año 2000”, generando una promoción de médicos recién salidos de universidades españolas que consiguen, tras diversas movilizaciones, se materialicen los primeros Centros de Salud de este país: Centro de La Cartuja en Granada, Parla en Madrid o La Mina en Barcelona. El objetivo es diáfano: acabar con la exclusividad científica de la atención sanitaria practicada en los hospitales. Se trata de transformar un modelo empírico y tradicional heredado del ámbito de la medicina rural, con una práctica basada en las experiencias del profesional, aislada y con escaso contacto con la tecnología hospitalaria, ya basada en conocimientos adquiridos en la Universidad y desarrollados en un amplio marco competencial, creciendo en paralelo con la medicina practicada en centros urbanos, entonces Ambulatorios, cada vez más despersonalizados debido a la demanda masificada y a la jerarquización sanitaria que hacía que cualquier problema de salud más o menos grave desembocase en una derivación “al Especialista“.

Las publicaciones científicas comienzan a aparecer en un nuevo marco de Atención Primaria de Salud; se empieza a hacer investigación, trabajo de campo; se asume la dimensión biopsicosocial de la enfermedad, teniendo en cuenta los denominados factores determinantes de la salud descritos por el ministro canadiense Lalonde, con una relativización del peso de la asistencia sanitaria, hablando en términos poblacionales, y una mayor conciencia de la importancia de los estilos de vida. Aspectos como la alimentación, vivienda, los hábitos de riesgo, ganan peso como determinantes de la salud. Posteriormente se reconoce asimismo como tal, el nivel socioeconómico de las comunidades; es decir, la influencia del código postal de residencia en los estilos de vida. Comienzan también los primeros Diagnósticos de la situación de Salud y las actividades de Promoción de la salud y la Prevención de la enfermedad, así como la atención a los condicionantes familiares; es decir los acontecimientos vitales que a todos nos afectan, como la enfermedad de un hijo o un divorcio, que puede suponer una gran necesidad de apoyo y confianza en nuestro médico o enfermera familiar; nuestras emociones y esperanzas, nuestras ansiedades y caídas del ánimo. Comienzan asimismo las Intervenciones Comunitarias en barrios y pueblos; por ejemplo, retos como favorecer un envejecimiento activo, o promover una red vecinal ante un grave problema social.

Imagen que contiene edificio, exterior, casa, grande

Descripción generada automáticamente Actualmente, la situación de la Atención Primaria en España ha devenido en crítica. Los motivos son varios: el progresivo deterioro de sus recursos y la desmotivación de los profesionales como consecuencia del desprestigio generado, de la ausencia de atractivo de los jóvenes graduados para ser médicos o enfermeras de personas, más que de la última especialidad de hospital que les puedas asegurar una consulta en la creciente medianía privada; y todo pese, a la satisfacción de los usuarios, en su mayoría de clase media y popular, concienciados con la necesidad de contribuir con sus impuestos al mantenimiento y fortalecimiento de sus infraestructuras, manteniendo unos servicios accesibles. Otro motivo principal es el modo de gestión, con una falta de previsión de recursos humanos, así como de los gestores hospitalarios, que denotan una falta absoluta de percepción y grave desconocimiento de la Atención Primaria de Salud, cuya efectividad se objetiva en la resolución del 90% de los problemas de salud de la población, y cuya alta motivación para la docencia y la formación continuada ha sido desaprovechada de modo que en dificultosas circunstancias de sobrecarga y de falta de innovación tecnológica, han ido alejando a nuestro país de una posición de reconocimiento mundial. De este modo se han ido acumulando los factores condicionantes: la desafección hacia la Atención Primaria, la falta de prestigio y reconocimiento, la desinversión, la sobrecarga asistencial en centros urbanos y la falta de profesionales en zonas rurales.

En España no hay una falta de médicos; lo que sí hay son malos contratos en la Sanidad Pública. La gestión fácil gerencial basada en una” bolsa de petróleo barato” que ya hace 20 años se planteaba y nos recuerdan hoy los expertos, es una pura realidad. Acusamos la crisis de 2009 y el Decreto Ley 2012/16 de los recortes presupuestarios. La pandemia ha supuesto así, sobre un sistema ya muy debilitado, una mayor sobrecarga de pruebas diagnósticas, retrasos en el seguimiento de pacientes con Covid y la atención de numerosas complicaciones, en parte derivadas de ese menor seguimiento de enfermedades crónicas, así como de la prestación de los cuidados especializados que habitualmente realizan los profesionales de Enfermería adecuadamente formados. Todo vuelve a ir a Urgencias o la Consulta Hospitalaria.

No olvidemos la reivindicación de los diez minutos mínimo de consulta por paciente, el acceso a las pruebas complementarias como cualquier otro especialista, la necesidad de investigación específica, el acceso a la información clínica, social, psicológica, familiar y comunitaria, así como la atención longitudinal, cuyas evidencias ponen de manifiesto la eficiencia con la disminución de la morbilidad y la mortalidad de la población asistida en un 30%. Hasta un profano se daría cuenta de que, ante la aparición de un fármaco con esa efectividad, cualquier administración no dudaría en hacer un gran esfuerzo presupuestario.

El texto constitucional reconoce como competencia exclusiva del Estado el establecimiento de las “bases y coordinación general de la sanidad”, no habiéndose desarrollado esta competencia adecuadamente, motivo por el que el Gobierno toma en consideración medidas legislativas parlamentarias, como el Proyecto de ley por la que se modifican diversas normas para consolidar la equidad, universalidad y cohesión del Sistema Nacional de Salud. Iniciativas como el Marco estratégico de la Atención Primaria, aprobado en abril de 2019 en el Consejo Interterritorial, el Dictamen aprobado en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica por mayoría de todos los grupos políticos, en que se reafirma la necesidad de una Atención Primaria estable, firme y robusta. En el Senado se aprobó una Moción en Pleno de iniciativa del grupo Socialista, votada unánimemente por todos los grupos en junio de 2020. Tenemos en desarrollo un Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud el 15 de diciembre de 2021 para los años de 2022 y 2023, con una asignación presupuestaria finalista a las Comunidades y Ciudades Autónomas. Me pregunto si serán suficientes estas medidas y estas inversiones. Los expertos en Economía de la Salud, en su último Informe SESPAS 2022, así como los expertos del grupo de trabajo sobre una nueva reforma de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, nos advierten que no lo van a ser. Después de 40 años, se ha generado una situación que hace necesaria una auténtica reforma del modelo. Propuestas como presupuestos específicos y finalistas para los Centros de Salud, con aumento progresivo parejo al que sí ha tenido lugar en el ámbito hospitalario, el aumento de las plazas con la categoría de Médicos y Enfermeras especialistas, la gestión macro y micro con un alto nivel de conocimiento específico de la materia, función de derivación adecuada al segundo nivel, “gatekeeper”, para evitar sobre diagnósticos y sobre tratamientos, con medicalización y aparición de efectos secundarios indeseables, desarrollo de indicadores y datos generados, que con el apoyo de la inteligencia artificial sobre una documentación y registros electrónicos, van a permitir una evaluación objetiva de la eficiencia y ahorro no basado en el economicismo, como hasta ahora ha ocurrido, sino en la eficiencia, primando y fomentando la resolutividad de los diversos estamentos que comporta la Atención Primaria. Equipos con liderazgo propio; autonomía de gestión regulada de forma legislativa; contratos estables. ¿Una Ley Orgánica quizá sea necesaria?

Médicos de familia y Enfermeras comunitarias, trabajadores sociales y administrativos sanitarios con funciones de asistencia en las tramitaciones burocráticas que obstaculizan la labor de asistencia clínica. La intervención familiar en la unidad asistencial médico-enfermera, la colaboración e interacción con el trabajador social en la intervención sociosanitaria y las Unidades de salud Mental con el apoyo externo de psicólogos clínicos y psiquiatras, en intervenciones propiamente psicológicas. El desarrollo, financiado e incentivado, de las actividades comunitarias del equipo con intervenciones en el barrio o en el pueblo en su faceta de educación sanitaria y promoción de la salud. En definitiva, esa Atención integral, concepto en que creció el desarrollo de nuestra prestigiosa y envidiada Atención Primaria.

Cuarenta años después de la reforma, es necesaria una nueva reforma que se adapte a las nuevas generaciones de profesionales y usuarios del Sistema. Los responsables políticos tienen que asumir esta necesidad de buena gestión y buena financiación, una inversión que la población aprobará, sin duda, en bien de un valor en alza como es el estado de salud y los profesionales de confianza, motivados y bien formados, con un alto grado de resolución en cualquier zona del territorio. Es un problema de país, de nuestro prestigio. Desarrollemos una Atención Primaria de calidad para hacernos a todos más sanos, solidarios, colaborativos y dispuestos a afianzar nuestro sistema de salud, así como nuestra democracia.

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